Sergio Balardini, un intelectual muy estudioso y puntilloso y a quien tengo el gusto de conocer, comentaba que los altos ejecutivos en EE.UU. tres décadas atrás ganaban 30 a 40 veces lo que el trabajador ordinario.
En 2007 fue 344 veces.
El informe es de Nicholas Kristof, periodista, varias veces Premio Pulitzer, citado por Bernardo Kliksberg en un artículo publicado en el blog de Safe Democracy Foundation, que reproduce el
boletín "Escenarios Alternativos" el mes pasado.
Este es sólo un componente más de la grave crisis que se inició en los Estados Unidos y que hoy, compromete al resto de las economías mundiales.
Pero mientras el presidente brasileño Lula Da Silva toma contundentes medidas ante este conflicto y convoca a una reunión urgente del MERCOSUR, en nuestro país parece que se ignorara esta situación y de un modo caprichoso, se dice en los discursos oficiales que estamos bien y lejos del problema.
No es así: lo certifican y ya no lo callan, empresarios, sindicalistas y banqueros.
Los mismos funcionarios lo reconocen, pero en este caso, café mediante y en voz baja.
Ser tercos con el reconocimiento de tomar resguardos y desconocer la necesidad de medidas de fondo, pintan un cuadro similar al del inicio del conflicto con el Campo. Donde el único objetivo era “ganar” y ver de rodillas al momentáneo contrincante.
Las dotes de un gobernante deben estar en saber leer las situaciones y actuar en consecuencia.
Y si ese actuar implica sentarse en la mesa con personas de la mismísima oposición, mejor así: ganaría calidad nuestro sistema democrático, movería de la cómoda modorra a una oposición poco creativa y activa y mostraría a un Gobierno decidido a defender los intereses de la mayoría de los argentinos.
Sin prejuicios ni soberbia y con la inteligencia que requiere, el gobierno de un país.
Pablo de León
Crónicas parisinas #9
Hace 6 años
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