Hasta la persona más racional en un momento crítico y límite de su vida necesita creer en algo. Actualmente parece que la sociedad y su angustia se transformó en terreno fértil de sanadores, mentalistas, curadores, etc. Cada vez hay más “mercados de la fe” en las calles, en la radio, en la televisión: están en todos lados. Hasta Internet está colapsado de esta fiebre metafísica: sabemos de lo eficiente del You Tube, bueno, ya crearon el God Tube (¿no será mucho?).
El desesperado no puede transitar la angustia. Quiere escaparse de lo que le causa malestar de manera inmediata. Y si hay algo que es característico de estos tiempos es la fugacidad y la rapidez con que se vive. Casi en paralelo con el “llame ya”... aparece el “Pare de sufrir” y sus secuaces... Este es el lema publicitario de una de las “Iglesias” que más adeptos suma día a día y que deja una ganancia de más de cien millones de dólares por año. Su lema principal no anda con muchas vueltas: "Entre más dinero le des a Dios, más bendiciones tendrás".
El Licenciado Bernardo Stamateas señaló que en estos casos el consultante de estos mercados de la fe, termina doblemente frustrado. Por la angustia inicial y después por la solución de carácter mágico que terminó comprando para terminar con su mal. Finalmente, su angustia queda potenciada. Aceite de olivo bendito del huerto de Getsemaní, agua bendita traída del río Jordán, semillas de Tierra Santa: todo dinero destinado al bolsillo de oportunistas que negocian con el drama de la gente.
Jimena Arnolfi
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