Al final ayer, llevó el gesto que se aguardaba.Luego de dos semanas de paro agropecuario, la Presidenta pronunció las palabras que se esperaban.
Porque la mayor responsabilidad en una situación así, en un conflicto de esta magnitud, la tiene la primera autoridad de este país.
Y escuchamos un discurso donde dijo “humildemente” y “por favor”, en una actitud que sin duda pretendió contrarrestar las críticas sobre la soberbia que habitualmente emana de sus alocuciones.
Afortunadamente, una intervención bastante distinta de la escuchada nada más que tres días atrás.
Pero encontramos un par de cuestiones para señalar:la presencia en el palco de D´Elia y Moyano, resultan una contradicción con la actitud dialoguista y abierta que señalamos anteriormente. Los golpes y la prepotencia que estos impusieron en las rutas y en la Plaza de Mayo, no son imágenes que queremos más en esta democracia argentina.
Como tampoco, la presencia activa de personajes como Cecilia Pando, que pertenecen ya a un pasado imposible de imaginar otra vez.
Pero no hay que confundir y mezclar esta presencia aislada de Pando en las movilizaciones, con el pensamiento de la mayoría contundente de la Argentina, que no tiene en su cabeza una delirante idea golpista.
Ha llegado por fin el momento de sentarse en una mesa y dialogar. Y comienza una negociación, que no será fácil ni breve, sino ardua y compleja.
Para Cristina Fernández, reconocida como uno de los cuadros políticos más importantes del país, ha llegado ni más ni menos que el momento de la política.
Y la política, en manos del primer mandatario, de la mujer que ha sido elegida por la mayoría de los argentinos para administrar el país, requiere de su inteligencia, su amplitud, su humildad para ceder y la clara demostración de su capacidad para gobernar.
Pablo de León
El abrazo del tango... en Facebook
Hace 9 años
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