Minutos antes de eso, Néstor Kirchner daba un paso al costado del atril de la cancha de Almagro, hecho que sorprendió pues era un acto programado para celebrar su asunción al frente del PJ. El mensaje desalentador de la figura del “doble comando” estaba dado: ahora se aguardaba la respuesta de las organizaciones agropecuarias. Pero no fue lo esperado y los dirigentes del Campo ratificaron el paro y dijeron que habría diálogo si existían propuestas concretas.
El Gobierno dice: no hay diálogo con medidas de fuerza. Y la Mesa Agropecuaria contraataca, solicitando audiencia con la Presidenta. ¿Tiene salida esta situación de intransigencia?¿Alcanza con el tono prudente de Cristina Kirchner? ¿Es lógico el temor de la gente del Campo que sabía que Néstor K. los quería de rodillas?
Los días no pueden seguir pasando y la crisis con el Campo no resiste ni desde lo político ni desde lo económico. La inflación, el riesgo de desabastecimiento, los temores que despertaron una mini corrida bancaria requieren de la responsabilidad de los actores políticos de este momento. Ni los dirigentes agropecuarios se deben aislar en pos de la presión que reciben desde sus bases, ni los funcionarios nacionales deben quedarse en llamados vacíos al diálogo. En toda negociación, uno debe ceder terreno, en virtud de un bien superior.
Esa debe ser la resolución de este conflicto que ha desnudado más defectos que virtudes de una dirigencia argentina que sigue en deuda con una democracia mejor para nuestro país
.Pablo de León
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